domingo, 14 de noviembre de 2010

ANTECEDENTES PREHISPANICOS DE AGUADAS

Investigación preparada por la antropóloga María del Carmen Bedoya.
En la época de la conquista y a la llegada del Mariscal Jorge Robledo existían tribus indígenas descendientes de la gran nación de los Tahamíes, estos junto con los Nutabes y Catíos ocuparon el gran territorio del departamento de Antioquia y actual Caldas. Al llegar  los conquistadores encuentran el primer poblado de Arma localizado en las sierras entre los ríos Buey y Arma, según la descripción, los Armados tenían su asiento por las sierras de las márgenes de los ríos Cauca y Arma en lo que hoy es Damasco, La Pintada, Bocas, y siguiendo rio arriba del Cauca hasta las tierras de La María, donde se encuentran los petroglifos en los terrenos de la hacienda El Dorado; dispersándose en los terrenos hoy conocidos como El Oro y Potosí.

Dice el escritor Delio Gómez García en su libro “Santiago de Arma”, Relata las crónicas antiguas cuando llega Jorge Robledo a las provincias de los Armados, “estos se dejan ver a lo lejos de él y de sus huestes ricamente aderezados: patenas, petos, chagualetes, collares, brazaletes, narigueras; un sin número de artefactos de oro”…

De los Cucuyes o Armados hacían parte varios pueblos indígenas entre ellos: Sirvas, Payucos, Maytamaes, Murquiros, Murmitas, Paucuras, Pitos, Perbitas. Entre los jefes indígenas figuran: Paco, Yayo, Piramacúa, Cauroma, Ugua, Pimaná, Pipintá; siendo el máximo jefe Maytamac.

Pipintá fue el cacique principal de los Armados, según las crónicas fue de gran poder y riqueza, escondió estas posiblemente en las comarcas situadas entre La Villa de Arma y el puente La Caná sobre el rio Cauca (Visión de Aguadas, Francisco Franco. Tomo uno 1814 – 1994).

El interés de los pueblos aborígenes giraba en torno a la consecución de los alimentos; cultivaban la yuca, arracacha, mafafa, auyama, cidra, guanábana, guayaba, guama, chachafruto, que eran productos de tierras cálidas y hacían trueque con los vecinos Ciriguas y Sonsúes, por alimentos de las tierras frías como son los sitios aledaños al municipio de Sonson. Aparte de estos productos agrícolas también contaban con pesca y carne en abundancia producto de las cacerías en la vertiente del río Arma.

Cieza de León, miembro de la comitiva de los españoles al llegar al territorio dice: “Es muy grande y muy poblado y la más rica de todas sus comarcas, tiene más de veinte mil indios de guerra…” “Tendrá en longitud diez leguas y de latitud seis o siete y en circuito dieciocho leguas más o menos…”.

La distribución de los aborígenes se puede situar de la siguiente manera: Los Cocuyes o Armados en las tierras del Corregimiento de Arma, los Pitos en la vereda Pito, Los Palenques en las veredas de Santa Ana y Rio Arriba, Los Mermitas y los Perbitas en la vereda de Mermita, los Guacos en la vereda Guaco, los Maitamáes hacia los límites de Abejorral y Sonson, Los Tarcaráes hacia las veredas de Tarcará y Santa Inés, Los Paucuras en el sur de Aguadas y el municipio de Pácora; estas agrupaciones lindaban hacia el río Cauca con Los Cartamas y Caramantas, hacia el norte con la familia Tahamí, hacia el suroeste con los Pozos y algunas agrupaciones de los Pantágoras.  Vivían en determinadas unidades espaciales formadas por cinco o seis bohíos cada una, hechas de paja y en forma cónica, podían albergar desde diez hasta veinticinco personas; delante de estos tenían una plazoleta hecha en guadua.

El cronista Cieza de León nos dice sobre el vestido que los varones vivían desnudos y las mujeres usaban pampanillas o cubresexo, los caciques usaban vistosas mantas, coronas, penachos y narigueras de oro, en épocas de guerra se aderezaban con coronas, brazaletes con cascabeles y sonajas, petos de oro, penachos con plumas de colores y aderezos que causaron la codicia del español, surge entonces la leyenda del “tesoro de Pipintá” incitando a la búsqueda de esta riqueza oculta por medio de las guacas “cuyos objetos fueron vendidos o en algunos otros casos destruidos perdiéndose de esta manera valiosa información de nuestra etnohistoria y pasado aborigen.

La base de su organización social era la familia, existía la poligamia. Los cacique se casaban con las sobrinas o hermanas, cuando este moría era enterrado con sus mujeres, armas, utensilios, objetos rituales, muchos de ellos fabricados en oro extraído de las arenas del río Arma, este no era trabajado en estado puro sino que lo mezclaban con cobre, aleación que toma el nombre de tumbaga.

Tenían una idea vaga sobre un ser creador, según los petroglifos encontrados en el sitio de El Dorado, parecen que tuvieron ideas totemistas (creencias de un pasado animal protector para cada una de las familias: ranas, Lagartijas, serpientes etc.).

El 25 de julio de 1542 el capitán Miguel López Muñoz por orden de Sebastián de Belalcázar hace la fundación del poblado de Arma en la margen izquierda del rio Arma en los territorios de las actuales haciendas de El Oro, la Esmeralda y Potosí, los naturales salieron en paz a recibir a don Miguel obsequiándole oro en ciertas cantidades;  Más tarde los nativos se levantaron contra el fundador y este argumentó una guerra justa para combatir la rebeldía de los nativos. El pueblo fue finalmente exterminado, se repartieron lo que quedó de los indígenas y de sus tierras iniciándose “las encomiendas”, su destrucción fue irreparable, quedan entonces evidencias arqueológicas que nos muestran los restos de sociedades ya desaparecidas, su dinámica social y cultural que los ubican dentro de un espacio y tiempo de nuestra gran historia colombiana.

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